jueves, 10 de marzo de 2011

“Estos son mis principios y en Madrid tengo otros”.

El pasado día 9 de Marzo, el pleno del Senado discutía sobre la aprobación de aquellas enmiendas presentadas al texto de la Ley de Economía Social.

Nada tendría de especial y hubiera pasado prácticamente desapercibido aquel debate si no fuera por la relevante trascendencia que tuvo una enmienda, presentada por el senador autonómico Pere Sampol, que proponía la derogación de los dos Reales Decretos Ley que posibilitaban, a la compañía petrolera Cairn Energy, iniciar prospecciones petrolíferas a tan sólo treinta y cinco millas náuticas de las costas ibicencas.


Vista la unánime contundencia política que emplearon las distintas corporaciones locales de nuestra isla con el fin de forzar la retirada de las autorizaciones otorgadas por el gobierno central, y teniendo presente que tanto el Consell Insular, Parlament de les Illes Balears y las Cortes Valencianas aprobaron iniciativas recogiendo los mismos propósitos, todo hacía pensar que en el Senado, la alianza entre las dos principales fuerzas políticas se mantendría intacta en el sentido de continuar reclamando la revocación de las licencias concedidas.


Pues bien, para sorpresa de todos, resulta que la expectativa creada en torno a la posibilidad de continuar enlazados en favor de la misma causa se desvaneció cuando el Partido Socialista, en un ejercicio de incomprensible y bochornosa contradicción, votó en contra de aquella acertada enmienda que debía impedir que las prospecciones petrolíferas tuvieran lugar. Dicho de otra manera, con el voto en contra del Partido Socialista se hacía la vista gorda y se permitía que las prospecciones perforasen el lecho marino mediterráneo en la codiciada búsqueda del conocido hidrocarburo.


Por suerte, los votos del Partido Popular, Coalición Canaria, Esquerra Republicana, el grupo mixto, y los senadores nacionalistas que promovieron la enmienda desde sus inicios fueron suficientes paralizar una barbaridad inasumible. Más solos que la una se quedaron el Partido Socialista y Convergencia i Unió.


Queda ahora que los trámites para la aprobación definitiva de la Ley que incluye esta enmienda, acaben su recorrido a través de su ratificación en el Congreso de los Diputados. Nuestro sistema bicameral de doble lectura es lo que tiene.


Sin embargo, ocurra lo que ocurra la semana que viene, queda demostrada la inocua capacidad que tienen Xico Tarrés y Francesc Antich para que su propio partido mantenga la coherencia mínima exigible que se le presume. No es posible que en Eivissa digan blanco, y en Madrid respondan negro. No es tolerable que en el Parlament lo acepten todo, y en el Senado se manifiesten contrarios a lo elemental.


A los socialistas, les va como anillo al dedo aquella célebre frase, de aquél conocido comediante, de nombre Grouxo, y de apellido Marx, que decía: “Estos son mis principios, sino les gustan tengo otros”. Oración que perfectamente podríamos adaptar a las circunstancias del caso y formularla en el siguiente sentido: “Soy socialista. Estos son mis principios y en Madrid tengo otros”.


A salvo quedará la conciencia de Xavier Ramis, senador socialista mallorquín que, ausentándose intencionadamente del pleno, evitó que su voto se convirtiera en el mayor disparate y despropósito de toda su carrera política.


Sea como fuere, es necesario saber que si se llegasen a desarrollar los trabajos de prospección en esta primera fase de investigación geofísica, los efectos serían del todo irreversibles. La contaminación acústica afectaría gravemente a las especies migratorias como tortugas marinas, peces y especies de invertebrados, y alteraría el hábitat de la comunidad de cetáceos y mamíferos, cuya presencia es continua entre la costa de levante y la isla de Eivissa.


Y por si no fuera poco, la respuesta sísmica es susceptible de generar residuos provocados por la perforación, altamente tóxicos para el ser humano y que se incorporarían a la cadena alimenticia.


Si no se consiguiera paralizar el proceso de prospecciones y además, el lecho marino mediterráneo fuera territorio fértil para las compañías petroleras, merece tomarse en serio la opinión del Centro para la Prevención y Lucha contra la Contaminación Marítima y del Litoral (CEPRECO). Según este organismo, las playas mediterráneas “presentan, en general, una menor movilidad sobre todo en perfil, comparadas con las del atlántico, lo que quiere decir que si existiera un derrame de hidrocarburo la tendencia no es la de enterrar el fuel a gran profundidad, sino la de distribuirlo en superficie mediante corrientes longitudinales a lo largo de las playas”.


Esta conclusión nos conduce inevitablemente a recordar las consecuencias negativas que provocó en aguas interiores de Eivissa el buque “Don Pedro”. La repercusión de aquel vertido obligó al cierre de playas por considerarse no aptas para el baño, la anulación de reservas en establecimientos hoteleros localizados en la zona afectada y la paralización de la actividad que generaba la industria hostelera instalada en los alrededores de la zona contaminada, además de verse sensiblemente afectada la imagen turística de nuestra isla.


A nadie se le escapa que el turismo está condicionado por la situación ecológica del lugar receptor. En Baleares, la calidad de las aguas marinas son un reclamo fundamental, y unos de sus atractivos dominantes debe ser su sostenibilidad, poniendo en valor uno de sus recursos más importantes, que es la costa, que es litoral, sus aguas y la fauna y flora marinas. En este contexto de cosas, la prospección y explotación de hidrocarburos dañaría gravemente este modelo turístico, que no hay que olvidar que supone el 13% del PIB y genera el 15% de puestos de trabajo.


El presidente de la Mesa de Turismo, ya alertó de que la realización de prospecciones “supone una amenaza no sólo para el turismo, sino para toda la actividad económica de las regiones afectadas” entre las que incluyó la isla de Eivissa, y añadió que un 72 por ciento de la contaminación que posee el mar del Norte “es debida a los lodos de las exploraciones, no tanto a las extracciones de crudo, como a los simples trabajos de prospección, que es lo que ahora se está empezando”.


Por todo ello, el Partido Popular seguirá manteniendo, a diferencia de otras fuerzas políticas inestables en sus convicciones, firmeza en la lucha por revocar las autorizaciones otorgadas por el Gobierno del Estado para la ejecución de prospecciones petrolíferas a treinta y cinco millas de nuestras costas, y se mantendrá perseverante en la defensa de nuestros intereses ecológicos y turísticos más inmediatos, frente a la evidente amenaza que supone el otorgamiento de las autorizaciones concedidas, por decreto de un presidente, de nombre, José Luis Rodríguez Zapatero.



















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